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SALINAS DEL DIAMANTE: UN DESTINO POCO CONOCIDO EN SAN RAFAEL

¿Sabías que San Rafael tiene su propio desierto blanco? Es cierto: entre montañas, viñedos y ríos, este rincón del sur mendocino también guarda un paisaje completamente distinto, casi lunar, que sorprende por su inmensidad y su historia geológica. Las Salinas del Diamante, poco conocidas aún por el turismo masivo, son uno de esos lugares que parecen de otro planeta. Y están ahí nomás, a solo una hora en auto desde la ciudad.

Si te gustan los destinos diferentes, con valor natural, histórico y fotográfico, entonces seguí leyendo, porque en este post te contamos todo lo que tenés que saber para conocerlas.

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🗺️​ ¿DÓNDE ESTÁN Y CÓMO LLEGAR?

Las Salinas del Diamante se encuentran a 68 kilómetros al suroeste de la ciudad de San Rafael, sobre la Ruta Nacional 144, a la altura del kilómetro 724. El camino es simple y asfaltado, por lo que podés llegar fácilmente en auto propio, aunque también hay excursiones organizadas que las incluyen como parte del recorrido hacia El Cañón del Atuel.

La ruta atraviesa paisajes áridos y extensos, típicos del secano mendocino, hasta que de pronto, entre tonalidades ocres y montes bajos, el paisaje se cubre de blanco. Una planicie salada aparece ante los ojos como si se tratara de nieve, reflejando el cielo en los días despejados y generando un contraste impactante que detiene a cualquiera al borde del camino.

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📷​ ¿QUÉ SON EXACTAMENTE LAS SALINAS DEL DIAMANTE?

A diferencia de otras salinas famosas de Argentina como las Salinas Grandes (entre Salta y Jujuy) o las Salinas de Bebedero (en San Luis), las de San Rafael tienen un origen completamente distinto. Mientras que aquellas se formaron por la evaporación de aguas subterráneas o de lluvias y deshielos, en el caso de las Salinas del Diamante el agua que se evaporó era marina.

Sí, leíste bien: hace millones de años, el movimiento de las placas tectónicas dejó atrapada una laguna de agua de mar en esta zona del territorio cuyano. Con el tiempo y las condiciones climáticas del lugar —bajas precipitaciones, alta radiación solar y vientos constantes—, el agua se fue evaporando y dejó como resultado una acumulación natural de sal a cielo abierto.

Hoy, ese suelo blanco y crujiente no solo forma parte del paisaje, sino que también está declarado como Área Natural Protegida de Mendoza, preservando su valor ecológico, geológico y cultural.

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🧂 MUSEO DE LA SAL: UNA PARADA IMPRESCINDIBLE

Si querés completar la visita con un poco más de historia y contexto, te recomendamos hacer una parada en el Museo de la Sal, que funciona allí mismo, muy cerca de las salinas. Este pequeño pero valioso museo está abierto de lunes a sábado durante todo el año, y es ideal para dedicarle unos 45 minutos a una hora, antes de continuar hacia otro destino.

En su interior, podés encontrar maquinarias antiguas, herramientas de extracción, fotografías históricas y una exposición de diferentes tipos de sal provenientes de distintas partes del mundo. Todo esto acompañado de una cartelera muy completa que explica el proceso natural de formación de las salinas, su explotación, y el valor ambiental del área. La entrada es accesible, y suele incluir la posibilidad de una charla breve con los responsables del lugar, que aportan datos curiosos y explicaciones que enriquecen aún más la experiencia.

🕒 Horarios del Museo:
Temporada alta (verano, julio, Semana Santa y fines de semana largos): de 9:00hs a 17:00hs
Temporada baja: de 9:00hs a 16:00hs

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🚗 RECOMENDACIONES PARA LA VISITA

• Ideal para una parada breve: como se trata de una visita corta (aproximadamente una hora), podés incluirla fácilmente en un itinerario más amplio rumbo a El Nihuil, Los Reyunos o incluso como parte de un día de ruta por el sur mendocino.

• Llevá cámara (o celular con buena cámara): el contraste del blanco con el azul intenso del cielo en días despejados genera un escenario perfecto para fotos artísticas o familiares.

• Protegete del sol: llevá gorra, protector solar y anteojos, ya que la luz reflejada en la sal puede ser muy fuerte, incluso en días frescos.

• No te alejes de los caminos marcados: al ser un área protegida, es importante respetar los senderos y no ingresar con vehículos a las zonas salinas.

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📍 ¿POR QUÉ VALE LA PENA CONOCERLAS?

Porque no todos los días se puede caminar sobre el fondo de un antiguo mar, ni pararse en medio de un desierto blanco donde el silencio lo cubre todo. Las Salinas del Diamante son una joya escondida de Mendoza, un lugar fuera de lo común, ideal para quienes buscan salirse del circuito tradicional y sorprenderse con paisajes distintos, con historia y con esa belleza cruda y silenciosa que solo se encuentra en lo esencial. Así que si estás armando tu itinerario por San Rafael y tenés ganas de descubrir un lugar nuevo, poné este nombre en tu mapa: Salinas del Diamante. Te aseguramos que no lo vas a olvidar.

04/03/2025 – 19:26 p.m
Por Abril de Sanrafaeleando

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